¿Qué es eso?¿Cuántas habrá?¿Son todas iguales?¿Cuál es la más larga?¿Y la más corta? La primera vez que te enfrentas a un material manipulativo hay que jugar con él y responder a preguntas sencillas y directas. En esta entrada contamos como podría ser una primera vez con “las regletas”.

Las regletas Cuisenaire se pueden empezar a usar a los 2 o 3 años, o incluso antes, desde que los peques dejen de llevarse cosas a la boca. Son un soporte ideal para que los niños (y adultos) comprendan realmente los números, y ayudan a hacer una buena transición hacia el cálculo mental. Son un modelo fantástico para representar propiedades no tan elementales como la suma de binomios o la de los primeros cuadrados. Este es el primer post de una serie en la que veremos parte del tremendo potencial que tienen los “números en color”.
Es importante entender que las regletas no son un instrumento de cálculo que deba acompañarles durante toda su formación, ya que deben retirarse progresivamente para favorecer el cálculo mental y el pensamiento abstracto (aunque hagan apariciones “estelares” como se sugiere más arriba). Una de sus grandes virtudes es que se pueden hacer verdaderas matemáticas apoyándonos en ellas, el niño puede descubrir y demostrar, algo que lo aproxima mucho a la verdadera labor de hacer matemáticas -tan ausente en nuestra formación obligatoria-.
En primer lugar hay que decir que los niños no deben aprender regletas, ni aprender geoplanos, ni calculadora, ni aprender ningún objeto… en los objetos no hay matemáticas, las matemáticas se hacen (y se aprenden) en la mente. Entonces ¿por qué matemáticas manipulativas? ¿Por qué sabemos que debemos darles materiales con los que jueguen primero y luego aprendan? pues un muy buen argumento nos lo da Piaget cuando nos dice que el pensamiento surge de acciones. Los conceptos matemáticos tienen su origen en los actos del niño con los objetos y no en los objetos. Nosotros adultos no vamos a “aprender regletas” vamos a aprender a usar las regletas para generar esos actos con los que se produzcan aprendizajes.
La primera vez.
Si como padres nos decidimos a comprar unas regletas -mejor las que no llevan marcas- o como maestros queremos usarlas en el aula debemos empezar, como siempre que se les proporcione un material manipulativo, poniendo delante del niño un buen puñado y animándole a que juegue con ellas. Tras unos instantes de juego libre (que pueden ser varios minutos) podemos plantear algunas preguntas escuchando atentos sus respuestas: ¿Qué es eso que tienes?¿Son iguales?¿Hay alguna igual a las otras?¿Son todas del mismo color? ¿De qué color es cada una?

Lo siguiente será reconocerlas por el color: coge una amarilla, coge una azul. Coge una rosa y una marrón ¿son iguales?¿en qué se diferencian? Enséñame una regleta que no sea verde, que no sea rosa, haz un montón de regletas rojas…
Podemos usar unos boles o -si el nivel de abstracción lo permite- dibujar unas “cajas” en un folio y pedir que meta en cada una el color correspondiente. Pueden ser atributos afirmativos y negativos. Por ejemplo con una mancha de color rojo tachada indicamos todas las regletas que no son rojas.
Conocimiento por el tamaño: enséñame una regleta más larga que la amarilla, que la verde claro, que la negra… muestra dos regletas mas largas que la negra, ¿son también más altas que la negra? (largo y alto no son inicialmente lo mismo) muestra todas las regletas menos altas que la rosa. Muestra una más corta que la amarilla, muestra todas las que son más cortas que la amarilla. Muestra una regleta que sea igual de larga que la marrón. Enseñame una regleta que sea más corta que la blanca. ¿es la blanca la regleta más corta? Muestra todas las que son más largas que la verde oscuro. Muestra una regleta más larga que la naranja ¿Es la naranja la regleta más larga? Toma la regleta roja y la rosa. ¿Cuál es la más larga?¿la más corta?¿la más alta?¿la menos alta? Les podemos plantear otras preguntas semejantes con tres o con más regletas.
El siguiente paso, si no hemos tenido bastante o para tener lista también la segunda vez sería iniciar las ordenaciones:Toma una regleta más larga que la rosa y menos larga que la marrón. Busca una regleta que sea más larga que la negra y más corta que la azul. Encuentra una menos larga que la rosa y más larga que la roja. Coge una regleta blanca, una verde claro, una rosa y una roja. Ordénalas empezando por la más corta. Cuál es más larga. Ordénalas de la más larga a la menos larga. ¿Cuál es la menos larga?¿Cuál es la primera?¿la segunda?¿la tercera? Enséñame dos regletas más largas que la verde claro y menos largas que la marrón.
Una observación importante es que los adultos solemos tener muy claro el orden “de izquierda a derecha” y “de menor a mayor” pero no hay por qué dar cosas por supuestas, cuando digamos “ordena” tendremos que añadir el criterio de orden.
escalera creciente con regletas cuisenaire
En cuanto hablamos de ordenaciones surge “la escalera” en la que se presentan las diez regletas de menor a mayor o de mayor a menor. Es muy deseable que sean ellos los que la descubran, así que no se la demos hecha, dejémosles hacer matemáticas. Hay que tener en cuenta que de esta forma el niño organiza y descubre, de la otra solo comprueba. Una vez tengamos la escalera, hablaremos de subirla y de bajarla, les podemos pedir que describan los escalones o que digan los que hay si bajamos o subimos de dos en dos o de tres en tres. Le damos las diez regletas desordenadas y le pedimos que las ponga en algún orden, le entregamos una escalera de papel (a tamaño real) y les pedimos que la coloreen.
Cuando ya llevamos un buen rato manipulando números en color lo siguiente va a ser conocerlas solo por el tacto, es un juego muy divertido que les reta y con el que se pueden pasar un buen rato.
Conviene empezar con solo dos regletas y que sean menores o iguales a la amarilla.
Elegimos dos regletas, por ejemplo amarilla y roja y les damos un rato para que las memoricen, advertimos de que van a tener que reconocerlas sin mirarlas así que será bueno que las memoricen con los ojos cerrados:

  1. Con las dos de muestra sobre la mesa le pedimos que ponga las manos en la espalda, le damos una y le pedimos que la reconozca.
  2. Igual que 1 pero antes de poner la regleta en su mano quitamos las de muestra.
  3. Igual pero cogemos nosotros la otra de manera que en vez de adivinar la que él, tiene hay que adivinar la que tenemos nosotros.
Esto mismo se puede hacer, posteriormente con tres o más regletas solo que mostraremos las regletas descartadas sobre la mesa en un primer paso. ¡Es muy divertido!
Otras actividades con los ojos cerrados (o vendados) que se pueden hacer es colocar dos regletas en sus manos y pedir que muestre: la mas corta, la mas larga, la mas alta, la menos larga, la menos corta… o con 3 regletas y que nos diga cuál es la más alta, la menos alta o la que no ha mostrado aún.
Sin mirar las que tiene en sus manos pero teniendo delante la escalera le pedimos que nos diga cuales tiene. Le pedimos que identifique una sin mirarla y tanto si acierta como si no le pedimos que tome de la escalera la que ha identificado. Igual pero pidiendo que tome la anterior y posterior a la que tiene…

Nosotros ya hemos empezado a identificarlas y a jugar con ellas. Aquí os dejo un juego de ordenador para que podáis trabajarlas en casa.